lunes, 22 de febrero de 2010

Vampiros

Ahora que están de moda las novelas románticas con protagonistas vampiros, he pensado que yo sería una vampira malísima. Dada mi forma de pensar tan escéptica con respecto a lo paranormal, si me sucediera algo así las consecuencias serían nefastas. En este tipo de novelas, la chica protagonista acepta con total alegría su nuevo estado y se dedica a disfrutar de su dieta líquida, pero yo pensaría que dado que los vampiros no existen al fin ha sucedido lo que tanto temía: ¡he perdido la cabeza! y me iría derecha al siquiatra.

La otra opción no es mucho más optimista. Como no me entraría en la cabeza el haberme convertido en una criatura de la noche, saldría a la calle a plena luz del día y mi marido me encontraría hecha un tostarrinón en el umbral. Por otra parte, la sangre no me entusiasma, y no sé si los vampiros pueden sobrevivir a base de morcillas. Ya me veo sorbiendo el líquido que queda en las bandejas de carne del súper. Porque no me creo capaz de chupar el cuello de personas desconocidas que no me han hecho nada. (Y además qué asco, andar por ahí chupeteando a cualquiera).

De todas maneras, si un hombre con el que estuviera me saliera con algo así como "estoy un poco muerto, y bebo sangre, pero te amo y quiero estar contigo por toda la eternidad" echaría a correr hacia la comisaría más próxima pensando que estaba saliendo con un psicópata.

No seré una criatura de la noche excepcional, pero está claro que soy la pesadilla de las autoras románticas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario